Cómo cuidar la piel si tienes cáncer de mama
Hoy conmemoramos el día internacional para la lucha contra el cáncer de mama
Estamos seguras de que existen infinidad de historias y voces que requieren vuestra atención y a las que deberíais dedicarle unos minutos un día como hoy.
¿Y qué queremos contaros nosotras?
Queremos aportar nuestro granito de arena: contaros cómo se debe cuidar la piel de alguien que ha pasado o está pasando por esta enfermedad tan difícil.
¿Qué problemas pueden ocurrir en la piel de alguien en tratamiento por cáncer de mama?
Cada parte del tratamiento tiene sus efectos secundarios propios, vayamos paso a paso.
1. Cicatrices
El primer paso en prácticamente tod@s los pacientes con este diagnóstico es la intervención quirúrgica, que puede ser más o menos agresiva.
Para una evolución favorable de las cicatrices es necesaria una higiene adecuada los primeros días, empleando productos con poder antiséptico como la povidona yodada o la clorhexidina y evitando la humedad en la herida.
Posteriormente una hidratación diaria, aplicada con un masaje y empleando productos específicos como los que contienen centella asiática u otros similares puede mejorar el resultado final.
Tras un periodo inicial de eritema (rojez) las cicatrices pueden adquirir tonalidades desde blanquecinas hasta marrón oscuro, dependiendo del fototipo, por lo que es fundamental una fotoprotección estricta, especialmente en las pieles más oscuras.
Además, los geles o las láminas adhesivas con silicona disminuyen el riesgo de cicatrices hipertróficas si se usan los primeros meses tras la intervención. Si se produjeran cicatrices hipertróficas, queloideas o con atrofia significativa, la utilización de corticoides intralesionales o el tratamiento con láser son las opciones con mejores resultados.
2. Radioterapia
Los protocolos que incluyen radioterapia o radio-quimioterapia han mejorado notablemente el pronóstico y la supervivencia a largo plazo, pero, ¿qué ocurre con la piel?
La toxicidad cutánea es el efecto secundario más frecuente de la radioterapia y muchas veces puede limitar el tratamiento. El riesgo de efectos secundarios es mayor cuanto más alta es la dosis, mayor es el tamaño de la mama o en fumador@s.
Los estudios demuestran que aplicar de forma preventiva emulsiones, lociones o cremas barrera, disminuye en número y en gravedad la aparición de irritación cutánea secundaria [radiodermitis].
Para este propósito se podrían emplear cremas como Cicaplast Baume B5 o Biafin tanto antes como después de la radioterapia.
En los casos graves, en los que aparecen erosiones o úlceras, se pueden usar productos específicos para la limpieza como el gel limpiador Bariederm Cica y cicatrizantes como Repavar Advance aceite de rosa mosqueta.
3. Quimioterapia
Aquí incluimos tanto el tratamiento con quimioterapia convencional como hormonoterapia o los nuevos tratamientos dirigidos.
Hasta el 85% de los pacientes tratados presenta algún efecto secundario cutáneo. Los más frecuentes son sequedad, picor, eritema (rojez), edema (hinchazón), descamación u otros más severos en ciertos casos.
El uso de cremas hidratantes de forma diaria durante esta fase del tratamiento ha demostrado mejorar la tolerancia cutánea a la quimioterapia y disminuir los efectos secundarios cutáneos.
Dividiendo las fases del cuidado de la piel en varias etapas, sería recomendable utilizar los siguientes productos:
Limpiadores corporales: para evitar la sequedad es aconsejable utilizar fórmulas sin detergentes como por ejemplo el aceite limpiador Xemose o el gel de baño Syndet de EBBE.
Hidratantes corporales: para pieles sensibles o con tendencia atópica, como el Bálsamo de Trixera o CeraVe crema hidratante.
Cremas de manos: mejor con efecto barrera y alto potencial emoliente. Por ejemplo Cicaplast Manos o Bariederm Manos.
Cremas de pies: dada la alta frecuencia de descamación es ideal el uso de cremas con urea como Ureadin Podos o Urea repair de Eucerin. Si aparecen fisuras existen productos específicos como Bariederm ungüento.
Algunos de los tratamientos más empleados en los últimos años también favorecen la aparición de reacciones acneiformes y en este caso la piel facial se podría tratar igual que como explicamos en el post de acné de la mujer adulta.
4. Alteraciones del cabello
Los episodios estresantes o los periodos de enfermedad ya son un motivo suficiente, en muchos casos, para producir alteraciones en el pelo como el efluvio telogéno.
Por otro lado, la afectación capilar más frecuente inducida por la quimioterapia es la alopecia, secundaria a un efluvio anágeno. Suele comenzar tras el primer ciclo de quimioterapia y el cabello vuelve a crecer entre tres y seis meses después del último ciclo.
Sin embargo, un porcentaje de pacientes presentará alteraciones en la textura o en la cantidad de cabello final, especialmente en pacientes tratadas con hormonoterapia.
Recientemente, están apareciendo cada vez más estudios que avalan la eficacia de las técnicas de enfriamiento para prevenir la alopecia inducida por ciertos quimioterápicos.
El minoxidil tópico aplicado durante la quimioterapia acelera la tasa de recrecimiento, y en aquellas pacientes con alopecias persistentes mejora en cierto grado el resultado final.
5. Alteraciones de las uñas
Las alteraciones de las uñas son muy habituales con ciertos tratamientos quimioterápicos.
Suelen hacerse evidentes tras varias semanas de tratamiento y se van agravando a medida que se incrementan el número de sesiones de tratamiento. Estas lesiones suelen resolverse completamente al finalizar el tratamiento.
La onicolisis (separación de la uña del lecho ungueal) es la forma más frecuente, y puede afectar a todos los dedos de manos y pies.
El uso de hidratantes específicos diariamente como el pilopeptan gel reparador de uñas o novophane crema de uñas aplicados sobre la matriz disminuyen la gravedad de estas alteraciones. También es aconsejable el uso de guantes para aquellas personas que suelen realizar tareas con agua o productos químicos y evitar los traumatismos directos sobre las uñas, incluyendo los tratamientos de belleza que requieren procesos agresivos como las uñas de gel o porcelana.
Como recomendaciones generales que son, podéis aplicar todos estos consejos de forma más o menos exacta a cualquier otro tratamiento oncológico, ya que en la mayoría de los casos comparten muchos de estos efectos secundarios.
Este post va dedicado a todas las personas que de forma directa o indirecta han pasado o esten pasando por esta enfermedad. A todas ellas, esperamos poder mejorar un poco vuestra calidad de vida y que así tengáis más fuerza para seguir siempre hacia adelante.
¡Disfrutad de cada día!
Dra. Inés Escandell