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Ya no tengo acné, pero… ¿qué puedo hacer con mis cicatrices?

Una de las consultas dermatológicas más frecuentes es el acné, pero muchas veces, cuando por fin consigues eliminar los brotes, las cicatrices residuales te afectan tanto o más que los granitos que las provocaron.  

Aproximadamente el 95% de las personas que han sufrido acné tienen algún tipo de cicatriz, pero además, el 30% tiene cicatrices severas.

¿Por qué se producen las cicatrices en el acné?

Las cicatrices pueden producirse por un tratamiento inapropiado o tardío del acné, pero también aparecen en acnés severos a pesar de haber sido tratados correctamente.

Son consecuencia del proceso de remodelación que sufre la piel tras una inflamación previa; “el granito”. En el 90% de las cicatrices de acné se produce una pérdida de colágeno, es decir, son cicatrices atróficas, mientras que en el resto lo que vemos es un exceso de cicatrización. Cuánto más profundo sea el grano más riesgo existe de que deje una cicatriz, y si además lo manipulamos alteramos el proceso normal de cicatrización pudiendo favorecer que la cicatriz sea más severa.

Varios estudios demuestran que las cicatrices severas del acné se asocian con baja autoestima, dificultades en la socialización e incluso depresión, de ahí la importancia de tratarlas adecuadamente y de forma precoz.  

¿Realmente existen tratamientos eficaces para las cicatrices de acné?

La respuesta es SÍ. Existen múltiples tratamientos según el tipo de cicatrices, su extensión y el fototipo del paciente. Por lo tanto, es imprescindible un tratamiento individualizado, tener en cuenta que en la mayoría de los casos son necesarias varias sesiones y que los resultados finales pueden no ser valorables hasta pasados varios meses.

Os resumimos las técnicas más utilizadas: 

  • Tratamientos tópicos: el ácido glicólico, retinol y ácido salicílico son los más utilizados. Sólo son eficaces en cicatrices superficiales y habitualmente se recomiendan como tratamientos adyuvantes en combinación con otras técnicas.

  • Microdermoabrasión: es un resurfacing (elimina las capas más superficiales de la piel para su posterior remodelación) mecánico. Uno de los materiales más utilizados es la punta de diamante. Es una técnica mínimamente invasiva que presenta algunas ventajas frente a los peelings químicos; menor tiempo de recuperación y mejor control de la profundidad de exfoliación, aunque es por lo general menos eficaz. Puede combinarse con la aplicación de tratamientos tópicos durante o inmediatamente después de su realización, haciendo que éstos alcancen la dermis profunda y sean más eficaces.

  • Peelings químicos: son una herramienta fantástica para el tratamiento de las cicatrices de acné. Los de ácido glicólico, ácido salicílico, ácido mandélico o ácido tricloroacético (TCA) son los más utilizados. Hay que tener especial cuidado con las pieles más oscuras ya que se puede producir una hiperpigmentación postinflamatoria (aparición de manchas). Lo ideal es realizar varias sesiones y combinarlos antes y después con tratamientos tópicos. [Para información más detallada podéis consultar nuestro post de peelings].

  • TCA CROSS o reconstrucción química de las cicatrices cutáneas de acné: consiste en la aplicación de forma localizada de ácido tricloroacético a altas concentraciones (60-100%) sobre las cicatrices de acné. Es un tratamiento altamente eficaz y con un mínimo riesgo de efectos secundarios, especialmente para fototipos oscuros donde algunos peelings pueden no estar indicados.

  • Micro-needling o terapia de inducción de colágeno: se trata de un rodillo con múltiples agujas finas (Dermapen o Dermaroller) que al rodar sobre la piel provocan un daño controlado que estimula la producción de colágeno y que si se combina con el cosmético adecuado hace que éste actúe a un nivel más profundo que cuando se aplica directamente sobre la piel. También puede combinarse con plasma rico en plaquetas. Se produce un leve eritema que dura 1 ó 2 días y son necesarias varias sesiones. Eso sí, hay que esperar de 8 a 12 meses para observar el resultado final, ya que es el tiempo que tarda el colágeno nuevo en formarse.

  • Láser: existen muchos tipos de láseres, pero en términos generales los más seguros y eficaces son los láseres ablativos fraccionados. Son láseres que producen columnas de “micro-daño” térmico en la piel separadas entre sí. La técnica es similar al micro-needling, pero mediante el uso de una luz, y por tanto hay que esperar aproximadamente 12 meses para valorar el efecto final. Es una de las técnicas más eficaces, pero también es una de las más dolorosas y con un tiempo de recuperación más largo.

  • Radiofrecuencia fraccionada: se utilizan electrodos que crean un daño térmico que contribuye a la neoformación de colágeno. A diferencia de los láseres no produce auténticas columnas de “micro-daño”, sólo calienta la piel. Está indicada en pacientes sensibles al dolor (es una técnica muy bien tolerada) o en fototipos altos, ya que no existe riesgo de hiperpigmentación residual. Puede aparecer una leve rojez e hinchazón que desaparece en 3-5 días.

  • Subscisión: se trata de romper los tractos fibrosos que “tiran de la cicatriz hacia abajo”, haciendo que tenga esa forma característicamente deprimida. Se consigue mediante la introducción de una aguja de forma paralela a la superficie de la piel. Es especialmente útil en las cicatrices tipo rolling.

  • Rellenos, como el ácido hialurónico, ácido poliláctico y la hidroxiapatita cálcica. Se utilizan sobretodo para rellenar cicatrices muy profundas. Con el pinchazo podemos además realizar una subscisión previa. El resultado estético es muy bueno, pero al ser materiales reabsorbibles los resultados son temporales y se requieren sesiones de mantenimiento.

  • Escisión quirúrgica: para las cicatrices más grandes o que no responden a otro tipo de tratamientos se puede recurrir a la cirugía. Se utilizan hilos muy finos, y dado que la cara está muy vascularizada la cicatriz es mínimamente perceptible.

  

¿Y qué pasa con la hiperpigmentación del propio acné o la que aparece tras algunos tratamientos?

Para mejorar la hiperpigmentación pueden ser útiles algunos peelings, láseres y cosméticos despigmentantes como la hidroquinona.

 

Entonces, ¿cuál es el mejor tratamiento para mi tipo de piel?

 Muchos de los tratamientos anteriormente descritos pueden y deben combinarse, ya que  no todas las cicatrices tienen la misma profundidad y algunas cicatrices requieren no sólo una remodelación de su superficie sino también una restauración del volumen. Se debe tener en cuenta que para combinar algunas técnicas pueden ser necesarios periodos de descanso entre ellas.

 

Y por último… ¿se puede prevenir su aparición?

La isotretinoína es el único tratamiento que tiene un efecto directo sobre las cicatrices, además de que al disminuir los brotes y la severidad de los mismos previene su formación. Clásicamente se contraindicaba el tratamiento de las cicatrices durante su uso, pero actualmente se sabe que bajo la supervisión y correcta indicación de un@ dermatólog@ es seguro realizar muchas de las técnicas de las que hemos hablado.

Así que si tenéis cicatrices de acné pedid cita con vuestr@ dermatólog@. Hay muchos tratamientos disponibles y eficaces. Lo más importante es ser constantes, pacientes y establecerse unas expectativas realistas, pero los resultados… ¡merecen la pena!

 

¡Que tengáis un buen día!

Dra Andrea Allende