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¿Cuál es el mejor láser depilatorio?

La depilación con láser y fuentes de luz es uno de los tratamientos estéticos más demandados. Muchos de vosotros nos preguntáis a diario cuál es el más recomendable. ¡En el post de hoy os lo contamos! 

 

¿Qué es la depilación con láser?

Se trata de la eliminación selectiva del vello no deseado sin dañar el resto de la piel. Es un procedimiento cosmético seguro y que en la mayoría de casos consigue muy buenos resultados. La luz actúa sobre el pigmento del tallo del pelo y del folículo piloso (melanina), focalizándose sobre las células del folículo con capacidad para regenerarse. Además de la fuente de luz, los dispositivos láser se acompañan de métodos de enfriamiento para evitar quemaduras superficiales en la piel. 

 

¿Cuáles son los más utilizados?

Los sistemas más utilizados y efectivos actualmente son láser de alejandrita de pulso largo, el ND:YAG de pulso largo, el diodo de pulso largo y la luz pulsada (también conocida como IPL). A pesar de que las pieles que mejor responden en general son las más claras (fototipos bajos) con vello más oscuro, los dispositivos de diodo más modernos permiten incluso tratar pacientes más morenos o con piel bronceada, siendo además menos dolorosos que los habituales y facilitando la eliminación de pelo poco pigmentado (os recomendamos que consultéis el post de Andrea sobre los fototipos).

 

¿Qué debemos tener en cuenta al elegir el tipo de láser?

Cuando los dermatólogos valoramos un paciente que desear eliminar el vello no deseado, tenemos en cuenta los factores que os comentamos a continuación:

·      Expectativas del paciente. Todos queremos una depilación definitiva pero la eliminación total del pelo no suele conseguirse fácilmente. A menudo son necesarias varias sesiones de recuerdo y es difícil predecir qué paciente necesitará más.

·     Color y grosor del vello que queremos eliminar. Cuanto más grueso y oscuro sea el vello, más fácil será eliminarlo. El tratamiento es menos efectivo en vello fino y poco pigmentado. 

·     Color de piel del paciente. Los pacientes de piel más morena (fototipos altos) tienen mayor riesgo de quemaduras por láser y fuentes de luz, ya que éstos son absorbidos por el pigmento de la piel (melanina), que en estas pieles se encuentra en mayor cantidad. Sin embargo, algunos láseres de diodo permiten minimizar el problema gracias a sus sistemas de enfriamiento de la capa más superficial de la piel. 

·      Fármacos fotosensibilizantes. Aunque la toma de estos medicamentos debe tenerse en cuenta, la aplicación del láser en estos pacientes no es una contraindicación absoluta. Por ejemplo, durante mucho tiempo se ha considerado que la isotretinoína podría aumentar el riesgo de cicatrices, pero hoy sabemos que esta complicación es anecdótica.

·      Ciertas enfermedades de la piel. Sufrir lupus o erupción polimorfolumínica (algunos la conoceréis como “alergia al sol”) contraindica el uso de láser, ya que estas enfermedades son fotosensibilizantes (es decir, que pueden empeorar por exposición al sol o a fuentes de luz). Por este motivo se desaconseja este tipo de tratamientos, aunque las complicaciones son poco frecuentes. 

·     Hirsutismo. Ciertos problemas hormonales pueden provocar en mujeres la aparición de vello en áreas de distribución masculina (patillas, barbilla, cuello, areolas mamarias, tórax, espalda, etc). En estos casos, debemos hacer una historia médica detallada, considerar la valoración del paciente por otros especialistas como ginecólogos o endocrinólogos, y decidir si es necesario añadir tratamiento médico. El tratamiento con láser o fuentes de luz puede no ser efectivo y puede que se necesiten muchas sesiones de recuerdo. Además, algunos pacientes pueden asociar foliculitis en nalgas o muslos (pequeños granitos centrados en el vello de difícil tratamiento), por lo que el tratamiento con láser puede ser para ellos una necesidad. 

 

¿Qué problemas podemos encontrarnos?

A pesar de que el láser es seguro y efectivo, podemos encontrar pacientes a los que no les funcione o que presenten efectos secundarios. Lo importante es seleccionar correctamente al paciente (¡por eso es básico que te valore y te aconseje un dermatólog@!) y asegurarnos de que las expectativas son realistas.

Como hemos comentado, el tratamiento de pieles bronceadas puede presentar complicaciones como quemaduras, costras superficiales, rojeces persistentes o alteraciones de la pigmentación. La mayoría se resuelven totalmente con el paso del tiempo. En especial en estos pacientes, debemos evitar hacer el tratamiento en verano y tener en cuenta cuándo fue la última exposición solar. 

 

En conclusión, os recomendamos en general el láser de diodo (sobretodo si tenéis la piel morena), láser de alejandrita o bien IPL en función de vuestro tipo de piel, pero sobretodo ¡asesoraros siempre antes por vuestr@ dermatólog@! 

 

Dra Sara Gómez