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Tengo alergia al sol

Desde los meses de primavera, cada año muchos pacientes nos consultan por aparición de lesiones en la piel que aparecen tras la exposición solar. Si este es vuestro caso, ¿queréis saber si tenéis “alergia al sol”?

¿En qué consiste?

La llamada erupción polimorfa lumínica (conocida vulgarmente cómo alergia al sol) consiste en la aparición de granitos y/o pequeñas vesículas (o ampollitas en la piel) que ocasionan picor importante. Las lesiones se presentan en las zonas del cuerpo donde nos ha tocado el sol, sobretodo en brazos, escote y muslos. Sin embargo, cuando aparece, puede no ser igual en todas las personas (de ahí lo de polimorfa). Hay pacientes que lo manifiestan de forma más intensa y extensa, mientras que otros presentan lesiones leves que se resuelven rápidamente. Lo más característico es la aparición de estas lesiones tras las primeras exposiciones al sol, en primavera o al inicio del verano, y pueden durar días o semanas. Además, puede repetirse cada año, aunque no en todos los casos, y muchos pacientes refieren antecedentes familiares de reacciones similares en la piel. Puede afectar a cualquier sexo y edad pero es una enfermedad característica de mujeres en edad joven.

Os dejamos links donde podéis encontrar imágenes de este tipo de lesiones: https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/polymorphous-light-eruption/symptoms-causes/syc-20355868, https://www.nhs.uk/conditions/polymorphic-light-eruption/, https://emedicine.medscape.com/article/1119686-overview .

 

¿Cuál es la causa? 

Se desconoce el origen real de esta enfermedad, aunque sabemos que está implicado un mecanismo inmunológico (el mismo que afecta a las personas con alergias de otro tipo) en pacientes predispuestos genéticamente. Cuando la luz ultravioleta (sobretodo UVA, aunque también UVB y luz visible) incide sobre la piel de estas personas, aparecen las lesiones. Para saber más sobre la radiación ultravioleta, ¡no os perdáis nuestro post antiguo!

 

¿Cómo hacemos el diagnóstico?

El diagnóstico debe hacerlo un médico, preferentemente dermatólogo, y en caso de dudas existen pruebas complementarias para confirmarlo. En algunas ocasiones son necesarias la analítica de sangre o la biopsia de piel para descartar otras enfermedades que pueden tener una presentación similar (urticaria solar, lupus, fotoalergias, etc). Además, son útiles otras pruebas como el fototest, que consiste en la aplicación de una fuente de luz (UVA, UVB, luz visible) la cual permite reproducir y evaluar la reacción. 

 

¿Y el tratamiento?

Si llegamos tarde, debemos dar tratamiento sintomático (siempre y cuando lo haya prescrito un médico) con antihistamínicos orales y/o corticoides (tópicos u orales en casos seleccionados). Evitar la exposición solares la clave para no presentar una erupción polimorfolumínica, aunque en los casos en que es inevitable puede plantearse una realizar sesiones de UVA médicos (no en cabinas de bronceado, que son totalmente desaconsejables por el incremento de riesgo de melanoma que conllevan!) para crear tolerancia. Además, en algunos casos recomendamos el uso de nutricosméticos durante los meses de primavera y verano para minimizar el riesgo.

Dra Sara Gómez