Las 10 cosas que debes saber si tienes rosácea

La rosácea es una enfermedad crónica inflamatoria de la piel que afecta a un gran porcentaje de personas, llegando en algunas áreas geográficas al 22% de la población, aunque su incidencia real es difícil de calcular. En este post, la Dra. De Asís habla sobre las causas, la clínica o los tratamientos, pero hoy tenemos un objetivo diferente.

 

Quien ha recibido un diagnóstico dermatológico de rosácea sabe de lo que hablamos: de rojez, de molestias al aplicar productos, al exponerse al sol y de las ganas de volver a tener una piel sin rojeces.

 

Para ayudar a estas personas, en nuestro post de hoy hemos recogido 10 datos que interesarán a todos aquellos que tienen rosácea y que harán su vida un poco más fácil:

 

1.     El sol empeora la rosácea. La exposición a la radiación UV empeora los síntomas y produce flushing (rojez facial). Además, tanto el UVA como el UVB producen inflamación en la piel que favorece la degradación del colágeno (signos precoces de envejecimiento) y la producción de sustancias oxidantes. Por ello la protección solar del área facial y del escote en las personas con rosácea es fundamental.

2.     Las personas con rosácea suelen tener la piel sensible, pero la rosácea NO es sólo una piel sensible. La piel sensible es una sensación percibida por el paciente (aparición de molestias al aplicar productos cosméticos o al exponerse al calor/frío u otros estímulos ambientales). Sin embargo, esta condición no ocurre sólo en personas con rosácea sino que podría ocurrir en cualquier individuo durante un tiempo determinado, y puede solucionarse con los tratamientos adecuados.

3.     La limpieza facial dos veces al día es fundamental en la rosácea. El limpiador ideal debe tener un pH neutro o ligeramente ácido y dejar el mínimo residuo posible. ¿Nuestro consejo? Usar un gel limpiador suave como este de Bioderma o este de Cantabrialabs, retirarlo con agua templada y secar con una toalla suave de algodón.

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4.     La función barrera de la piel impide la entrada de contaminantes o microorganismos desde el exterior y evita la pérdida de sustancias desde el interior. En la rosácea esta función barrera está alterada y esto facilita la agresión producida por los microorganismos y la inflamación típica de esta enfermedad. Para mejorar la función barrera es necesario utilizar jabones suaves y cremas hidratantes adecuadas a diario.

5.     A diferencia de los alfa hidroxiácidos (ácido glicólico, láctico, cítrico…) los polihidroxiácidos como la gluconolactona, el ácido lactobiónico o el maltobiónico, no son irritantes y tienen efecto antiinflamatorio y antioxidante. Por este motivo son un complemento antiaging perfecto para las pieles con rosácea. Los podéis encontrar por ejemplo en las líneas Restore y Biónica de Neostrata.

6.     El fotoprotector solar es básico, sin embargo, aquellas personas muy sintomáticas o que presenten una cuperosis persistente toleran mejor los filtros solares físicos o minerales ya que al reflejar la luz solar generan una menor sensación de calor que los filtros químicos. Os dejamos dos ejemplos de Avène y de Heliocare, aunque existen muchas más.

7.     La vitamina C tiene efectos antioxidantes y antiinflamatorios, sin embargo muchos de los productos con vitamina C pueden resultar irritantes. Para una buena tolerancia se aconsejan concentraciones en torno al 5% de Vitamina C, como la que podéis encontrar en este producto de Avène o este de La Roche Posay.

8.     El amado retinol (y resto de retinoides) clásicamente se ha evitado en los pacientes con rosácea por la posible irritación que suele asociarse a este tratamiento. Sin embargo, en pacientes controlados (sin brote activo), el uso de retinoides con un inicio progresivo y controlado por el dermatólog@ suele tener efectos muy positivos en las pieles con rosácea, especialmente en aquellas que presentan pápulas y pústulas.

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9.     Además de la temperatura, el estrés y el sol, ciertos alimentos pueden producir un brote de rosácea o agravar los síntomas. Los más conocidos son aquellos que activan un receptor de la piel como son la capsaicina (presente en los pimientos picantes), las bebidas calientes (sobre todo té y café), las salsas picantes, la canela, la vainilla o el chocolate.

10.  El tabaco y el alcohol son dos grandes enemigos de la rosácea. El numero de cigarrillos consumidos se relaciona directamente con brotes más severos, al igual que el consumo de bebidas alcohólicas. Por eso, una vida libre de tóxicos ayudará mucho a tener una piel más sana y uniforme.

Esperamos que os resulte útil,

¡Buen día!

Dra. Inés Escandell