Las verdades sobre la toxina botulínica

Hola familia!

Todos hemos oído hablar de la toxina botulínica (TB) - más popularmente conocida como Botox. Casi siempre se le atribuyen connotaciones negativas y habitualmente erróneas ya que suele relacionarse su uso con caras desfiguradas que han sido repetidamente sometidas a otras intervenciones estéticas poco afortunadas. Hoy os contaremos qué es realmente esta toxina y cuales son sus usos y beneficios en manos de profesionales expertos. 

 

La toxina botulínica

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La TB, de la que existen varios tipos, consigue sus efectos bloqueando los impulsos nerviosos de los músculos tratados provocando una relajación temporal de éstos. La más empleada con fines estéticos es la tipo A. En España existen comercializadas tres TB: Vistabel , Azzalure y Bocouture. Lo más popular es su uso en estética para tratar las líneas de expresión, sobretodo en la zona frontal, periocular o de las patas de gallo y el entrecejo, aunque también se usa en el tratamiento de estrabismos, distonías, migrañas, fisuras anales e hiperhidrosis (que es el exceso de sudoración localizada en palmas o axilas), entre otros. 

Los dermatólogos iniciamos su uso poco antes de 1990. Durante todo este tiempo hemos demostrado que se trata de un tratamiento muy seguro, poco doloroso, rápido y sencillo. Además permite la incorporación del paciente a su actividad habitual de forma inmediata y es apto tanto para hombres como para mujeres. Contrariamente a lo que se suele pensar, se recomienda su uso a partir de los 30-40 años, que es la edad a la que aparecen las primeras arrugas de expresión, lo cual permite revertir y prevenir la aparición de éstas. 

Aunque el efecto es transitorio, su aplicación es poco traumática por lo que permite repetir las inyecciones de forma indefinida. Permite suavizar las expresiones más antiestéticas causadas por envejecimiento o estrés, y consigue un efecto lifting potenciando los músculos elevadores de la zona tratada. 

 

¿Cómo y dónde se utiliza?

Para conseguir los efectos deseados, debemos aplicar cuidadosamente un número determinado de unidades de la toxina en los músculos de la zona frontal, del entrecejo y de las patas de gallo. En algunos casos puede plantearse su uso en la zona de la nariz, mentón, cuello y músculos maseteros. 

 

¿Cuánto dura su efecto?

En general, se suele decir que la duración de la TB es de 6 a 9 meses, aunque esto no es igual para todos los pacientes ya que aquellos con más fuerza o mayor gesticulación pueden notar una menor duración de sus efectos. Sin embargo, las inyecciones repetidas en el tiempo pueden alargar su duración, algo así como si estuviésemos “educando” a los músculos. Por otro lado, las arrugas de expresión más profundas pueden desaparecer tras varias inyecciones (creemos que pueden tardar alrededor de dos años, incluso menos). Queremos destacar que el efecto de la TB es totalmente reversible pasado este tiempo. 

 

¿Qué me puede pasar?

La principal complicación que podemos encontrar es la aparición de un pequeño hematoma en la zona de la inyección que podrá minimizarse con la aplicación de hielo tras el pinchazo y que desaparece en pocos días. Existen otras complicaciones más anecdóticas como el efecto Mephisto (la subida exagerada de las cejas) o la ptosis palpebral que también es reversible rápidamente con tratamiento adecuado y con un correcto conocimiento de la anatomía de la zona y de la técnica. 

 

Es importante que los pacientes sean valorados por dermatólogos para poder descartar contraindicaciones y minimizar el riesgo de complicaciones, que insistimos que son mínimas en manos expertas. 

Consideramos que en general una TB bien administrada no debe hacer que el paciente muestre cambios muy evidentes en sus rasgos faciales y en la mayoría de los casos simplemente debe aportar un efecto “buena cara”.

¿Os hemos aclarado las dudas?

Dra. Sara Gómez