COLABORACIONES: ¿Existe relación entre las alteraciones digestivas y el acné o la rosácea?
Hoy tenemos la gran suerte de contar con la ayuda de una gran especialista en Aparato Digestivo y una amiga muy especial para nosotras, la Dra. García Gimeno.
Hemos acudido a ella para tratar de solucionar una de las dudas de las que más hablamos cuando abordamos temas como la rosácea o el acné: la relación de estas enfermedades con alteraciones digestivas.
¡Esperamos que os interese!
- Dermotheque: ¿Existe alguna relación entra patología digestiva y acné o rosácea?
- Natalia García: La relación entre el intestino y la piel se investiga desde hace años y cada vez son más los estudios que confirman la conexión que existe entre ambos órganos. En este sentido, estudios recientes han observado que la rosácea y el acné comparten mecanismos patogénicos, es decir, causantes de la enfermedad, con algunas enfermedades del aparato digestivo. Es el caso por ejemplo de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) o la celiaquía. La EII tiene algunas características en común con la rosácea: ambas se consideran enfermedades inflamatorias crónicas en las que se produce una respuesta inadecuada del sistema inmune hacia el propio organismo, desencadenada por la interacción de factores genéticos, ambientales y de la microbiota intestinal. De hecho, hay varios estudios que demuestran que la rosácea es más frecuente en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal.
Otras enfermedades digestivas que se han asociado con la rosácea y el acné son la infección por Helicobacter Pylori (una bacteria que puede causar gastritis) y el sobrecrecimiento bacteriano o SIBO (Small Intestinal Bacterial Overgrowth), un síndrome que se produce cuando bacterias que habitualmente están en el colon se desplazan o crecen en el intestino delgado. Los mecanismos que provocan esta asociación no se conocen del todo, pero algunos estudios han observado que pacientes con rosácea mejoran después de recibir tratamiento antibiótico para tratar la infección por H.Pylori o el sobrecrecimiento bacteriano.
En cualquier caso, se trata de un tema complejo con resultados en ocasiones controvertidos, y todavía se desconoce con exactitud de que manera interactúa este “eje piel-intestino”.
- D: Algunos estudios demuestran una relación entre la rosácea y la enfermedad inflamatoria intestinal o la celiaquía; ¿cómo de frecuentes son estos trastornos? ¿Qué síntomas suelen provocar?
- NG: Actualmente la celiaquía afecta al 1% de la población europea. En esta enfermedad autoinmune, el gluten (una proteína presente en muchos cereales como son el trigo, la cebada, el centeno, el triticale, la espelta y algunas variedades de la avena) provoca daño en la mucosa intestinal alterando la absorción de multitud de nutrientes necesarios para nuestro organismo. La clínica en la celiaquía es muy variable e inespecífica, es decir, no existen síntomas exclusivos de esta enfermedad. Los síntomas típicos, producidos por la malabsorción de nutrientes, incluyen: diarrea crónica, retraso del crecimiento, distensión abdominal, pérdida de peso de masa muscular. Sin embargo, actualmente este patrón “clásico” es excepcional y la mayoría de pacientes tienen síntomas inespecíficos (flatulencia, meteorismo, cansancio, irritabilidad) e incluso pueden no tener síntomas. Además, la enfermedad celiaca no solo afecta al intestino, si no que puede afectar a otros órganos, como la piel. Hay algunos estudios que sugieren que la rosácea y la enfermedad celiaca pueden compartir factores genéticos, y se ha observado también que en los pacientes con esta enfermedad cutánea existe una mayor prevalencia de celiaquía.
Por su parte, la enfermedad inflamatoria intestinal comprende a dos entidades: la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, cuya frecuencia parece haber aumentado en las últimas décadas en los países occidentales. Estas enfermedades son más frecuentes en los países del hemisferio norte y se considera generalmente como un trastorno típico de pacientes jóvenes, sin embargo, puede diagnosticarse a cualquier edad. Los síntomas más frecuentes son: diarrea, dolor abdominal, distensión (hinchazón), rectorragia (presencia de sangre en las heces), tenesmo (sensación permanente de defecar o sensación de evacuación incompleta) o urgencia defecatoria, presencia de lesiones perianales, anemia y pérdida de peso. Como ocurre con la celiaquía, se trata de patologías que pueden afectar a otras partes del organismo, como por ejemplo los ojos, la piel o las articulaciones, lo que se conoce como manifestaciones extraintestinales. Dentro de ellas, las manifestaciones cutáneas son de las más frecuentes y pueden aparecer hasta en el 40% de los pacientes con EII, sobre todo en la enfermedad de Crohn (lo más habitual es que aparezcan después de los síntomas intestinales).
- D: ¿Hay alguna dieta que sea beneficiosa para los pacientes que tienen este tipo de patologías?
- NG: La atención nutricional es fundamental en los pacientes con enfermedades digestivas. Hay que remarcar que, en la EII, en el síndrome de intestino irritable (SII) y en el SIBO NO hay ningún alimento prohibido. En estos pacientes no existe una dieta específica. Lo ideal es fomentar una nutrición rica y variada, que incluya frutas, verduras, carnes y pescados, para garantizar el aporte adecuado de todos los nutrientes esenciales que nuestro organismo necesita.
No obstante, las enfermedades digestivas que cursan con lesión de la mucosa intestinal, como la celiaquía, la EII o el SIBO, pueden provocar la malabsorción de nutrientes. Cuando esto ocurre pueden aparecer deficiencias nutricionales, como la falta de ciertas vitaminas, hierro o minerales como el calcio y el magnesio. Siempre que esta situación quede demostrada, (mediante una determinación analítica), el médico responsable podrá valorar la prescripción de suplementos. Por el contrario, si no se confirma que exista un déficit nutricional, no van a ser necesarios los complejos vitamínicos ni los suplementos y lo importante será mantener una dieta completa y equilibrada.
Otra situación común que aparece en estos pacientes es la intolerancia a la lactosa o a la fructosa. Si la intolerancia queda demostrada, deberá evitarse el consumo de alimentos que contengan estos carbohidratos.
Por su parte, muchos pacientes que padecen enfermedades digestivas y, especialmente, el síndrome de intestino irritable, relacionan sus síntomas con la ingesta de determinados alimentos. Sin embargo, puede ser muy complicado identificar cuál es el alimento responsable de los síntomas.
En algunos de estos pacientes se produce una absorción inadecuada de azúcares o hidratos de carbono de cadena corta. Al no absorberse adecuadamente alcanzan el colon, donde se fermentan y, como consecuencia, se incrementa el gas intestinal. Por este motivo las sociedades científicas han elaborado algunas dietas que restringen el consumo de alimentos que contienen este tipo de hidratos de carbono fermentables (lactosa, fructosa y polioles, fructanos y oligosacáridos), conocidos como FODMAPs. Estas dietas han demostrado eficacia a la hora de aliviar algunos síntomas en los pacientes con SII, principalmente la distensión o hinchazón abdominal, el meteorismo y la diarrea.
Sin embargo, es fundamental insistir en que estas dietas específicas siempre deben ser prescritas, adaptadas y supervisadas por un médico especialista o por un nutricionista.
Por último, la dieta es un elemento fundamental en el manejo de la enfermedad celiaca y, de hecho, la dieta sin gluten de por vida es el único tratamiento eficaz que existe en esta enfermedad. Para cumplimentar correctamente la dieta sin gluten es muy importante tener en cuenta una serie de consejos, como consumir productos naturales siempre que sea posible o comprobar en el etiquetado de los productos envasados y precocinados la relación de ingredientes que contienen.
Podéis ampliar información al respecto consultando los siguientes enlaces donde encontraréis información actual y basada en la evidencia científica:
· Asociación Española de Gastroenterología: https://www.aegastro.es/pacientes/dietas-para-pacientes
· Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE): https://celiacos.org. (También se puede encontrar una lista muy completa de alimentos sin gluten a través de su aplicación FACE móvil).
-D: Y una pregunta que recibimos habitualmente: ¿Qué evidencia hay sobre el uso de probióticos?
-NG: El uso de probióticos en todas estas patologías está cada vez más extendido. Se trata de un campo de investigación relativamente reciente y aún no tenemos una evidencia científica sólida. Actualmente se admite que la microbiota sana (conjunto de microorganismos que conviven en nuestros tejidos) es necesaria para tener una salud integral, ya que, entre otras funciones, nos ayuda a protegernos frente a microorganismos nocivos y estimula nuestro sistema inmune. Determinados factores genéticos y ambientales - como el estrés, la edad, el tabaco, el uso de antibióticos o la dieta (sobre todo las dietas ricas en grasa animal y ausencia de fibra) -, pueden alterar la composición de la microbiota normal y esto se ha vinculado con distintas enfermedades, no solo del intestino, si no también cutáneas como la rosácea o la dermatitis atópica.
En estos casos se ha estudiado si el empleo de probióticos (preparados a base de bacterias vivas, como Lactobacillus acidophilus, Saccharomyces boulardii o Bacillus subtilis) puede ser beneficioso. Estudios recientes han demostrado que el uso de probióticos puede contribuir a mejorar la evolución de enfermedades gastrointestinales (como la celiaquía, la EII, el SII o el SIBO) y cutáneas (existen estudios que han demostrado una mejora en la gravedad de la dermatisis atópica, por ejemplo). Sin embargo, a pesar de que si que parecen beneficiosos, los resultados no son del todo concluyentes y a día de hoy no podemos recomendar sistemáticamente a los pacientes con estas enfermedades el consumo de probióticos.
- D: ¿Qué aconsejarías a un paciente con acné y problemas digestivos?
-NG: Si un paciente con acné o rosácea presenta alguno de los siguientes síntomas digestivos debería consultar con un especialista en Digestivo para investigar con pruebas específicas (test del aliento, analítica de sangre y heces) si tiene alguna patología gastrointestinal asociada:
. Dolor o hinchazón abdominal de meses de evolución
. Diarrea o estreñimiento de reciente aparición (mantenido durante más de 3-4 semanas)
. Presencia de sangre en las heces
. Vómitos persistentes
Si no presentan los síntomas previos, en algunos estudios si se ha observado que al tratar patologías como la infección por Helicobacter Pylori o el SIBO (ambas se tratan con antibióticos) o al retirar el gluten de la dieta en los pacientes celiacos, los pacientes con rosácea o acné pueden mejorar. Pero esto no implica que debamos aconsejar una dieta sin gluten a todos los pacientes con acné o rosácea aunque no sean celiacos. Es decir, únicamente cuando se demuestre que existe una patología digestiva asociada, iniciaríamos el tratamiento que, a su vez, puede en algunos casos mejorar los problemas cutáneos.
Además, se deben de realizar algunas recomendaciones generales que pueden ser beneficiosas:
Evitar las comidas copiosas. Mejor varias comidas de poca cantidad al día
Evitar el exceso de alimentos precocinados (cuanto más naturales sean los productos, mejor), grasas saturadas y los azúcares de absorción rápida.
Evitar el consumo de tabaco y reducir el consumo de alcohol y cafeína
Evitar el sedentarismo y realizar ejercicio físico de manera regular
Evitar el decúbito (tumbarse) en las 2-3 horas después de las comidas
En cualquier caso, cada persona es diferente y deberá atenderse cada caso de manera individualizada, con una visión global e integrada de ambas especialidades, teniendo presente este concepto emergente de “eje piel- intestino”.
-D: ¡Muchas gracias Dra. García!
¡Buen día!
Dra. Inés Escandell