Alimentación, estrés, tabaco... ¿tu estilo de vida puede empeorar el acné postadolescente?

El acné es una patología inflamatoria del folículo pilosebáceo que puede afectar a ambos sexos y aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente en mujeres y en adolescentes.

Existen distintos tipos de acné, y por supuesto diferentes grados de afectación, desde pacientes con mínimas lesiones a pacientes con acné grave, cicatrices evidentes y afectación de la calidad de vida.

Ya publicamos hace tiempo un post de acné de la mujer adulta, pero hoy vamos a centrarnos en el papel que juega el “estilo de vida” en todo esto. ¿Puede nuestra alimentación mejorar o empeorar las lesiones de acné? ¿Qué evidencia existe de que el estrés pueda provocar brotes? ¿Tiene el tabaco un papel relevante? Si os interesa, no os perdáis este post!!

¿Por qué aparece el acné?

Como hemos comentado otras veces, las causas principales del acné son 4: exceso de sebo o grasa en la piel (seborrea), presencia de una bacteria llamada Propionibacterium acnes, obstrucción de los poros de la piel (hiperqueratinización folicular ) y un estado proinflamatorio.

Sin embargo, las diferencias en la presentación clínica del acné en la mujer adulta sugieren que podrían estar involucrados diferentes mecanismos etiopatogénicos de los presentes en el acné del adolescente. En el caso del acné persistente, que básicamente es una continuación del acné desde la adolescencia, posiblemente se compartan estos factores etiológicos principales, mientras que en el acné de comienzo tardío (después de los 25 años) es más probable que influyan otros factores.

De todas formas es un tema controvertido, ya que no todos los estudios arrojan los mismos resultados. A continuación, vamos a comentar los datos más relevantes de los últimos años, haciendo hincapié en aquellos factores de riesgo que se encuentran más consolidados en la literatura científica.

1. Antecedentes familiares

Un factor de riesgo asociado al desarrollo de acné es la historia familiar. Se ha visto que hasta el 67% de los casos de acné postadolescente están asociados con antecedentes familiares de la enfermedad. En un estudio con 236 pacientes, se demostró que el riesgo de desarrollar acné es hasta 3 veces mayor si tienes un pariente de primer grado afecto, en comparación con la población general. Este factor de riesgo está bastante consolidado, ya que se ha confirmado en múltiples estudios a lo largo de los años.

2. Alteraciones hormonales

El acné de la mujer adulta en ocasiones requiere un estudio adecuado de posibles alteraciones hormonales que pueden asociarse a esta patología cutánea, aunque el desarrollo de acné sin desequilibrios hormonales asociados es cada vez más frecuente en este grupo de edad. De hecho, un estudio con 200 mujeres adultas con acné demostró que sólo el 37% tenía hiperandrogenismo (aumento de las hormonas masculinas).

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Las hormonas que más se asocian a acné son los andrógenos (hormonas masculinas). Como hemos dicho, estas hormonas no siempre están elevadas en sangre en casos de acné postadolescente. Sin embargo, puede haber un aumento de su actividad por 2 mecanismos:

1) Los andrógenos se producen en otros tejidos periféricos como la piel (y no se elevan en sangre).

2) Existe un aumento de la sensibilidad o de la cantidad de los receptores androgénicos en los órganos diana, como es la unidad pilosebácea (donde se forman los granos).

En este apartado tenemos que hablar del Síndrome de Ovarios Poliquísticos (SOPQ), otra de las causas hormonales de acné, en el que también participan los andrógenos. En este caso, las pacientes también suelen presentar alopecia androgenética, seborrea (piel y pelo grasos), hirsutismo (aumento del vello en zonas típicas de hombres como bigote, pecho y ombligo), irregularidades menstruales, infertilidad, obesidad y diversas alteraciones endocrinas. 

3. Ciclo menstrual

Otro dato que nos lleva a pensar que las hormonas participan en el acné, es el hecho de que entre un 60 y un 70% de las mujeres refieren un empeoramiento premenstrual de su acné. Esto también puede suceder durante la premenopausia o en el embarazo, debido a un disbalance entre las hormonas con efecto androgénico y las que tienen efecto antiandrogénico.

4. Excreción de sebo

Las mujeres con acné tienen una tasa de excreción de sebo mayor que las mujeres sin acné, lo que sugiere que la sebogénesis puede tener un papel relevante en el acné en este grupo de edad. En esto pueden influir nuevamente distintos factores hormonales, ya que la glándula sebácea (productora de sebo) se encuentra bajo el control de los andrógenos.

 

5. Estrés emocional

Es un factor claramente asociado. Según el estudio que leamos, veremos que entre el 50% y el 70% de las pacientes se queja de un empeoramiento del acné con el estrés.

En general, el estrés, dormir poco o mal, y llevar un ritmo de vida frenético, generan un aumento de “hormonas del estrés”y moléculas proinflamatorias, que pueden agravar o provocar brotes de acné y también aumentan el riesgo de diabetes, infarto, depresión, etc.

Otra de las causas podría ser el aumento de la sebogénesis, ya que cuando nos estresamos aumentan los niveles de melanocortina y de la hormona liberadora de corticotropina, y ambas aumentan la producción de sebo.

Así que…A RELAJARSE!!!

 

6. Tipo de trabajo

En uno de los estudios más recientes, se ha observado una relación entre la incidencia de acné en mujeres y el trabajo de oficina. Esta asociación es difícil de explicar y posiblemente esté relacionada con las condiciones ambientales del entorno de trabajo (por ejemplo, sistemas de aire acondicionado y calefacción, grado de humedad), pero también pueden influir otros factores asociados a este tipo de empleo, como el estrés y el estilo de vida.

 

7. Fármacos

Ciertos tratamientos hormonales pueden provocar acné por su efecto androgénico, como los progestágenos. Pero existen otros medicamentos relacionados con el acné, como son: el litio, ciertos antidepresivos, corticoesteroides, complejos vitamínicos del grupo B, benzodiacepinas, algunos quimioterápicos nuevos, etc.

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8. Dieta

La asociación entre dieta y acné siempre ha sido controvertida y a lo largo de los años se han publicado resultados dispares.

  • Algunos estudios sugieren que a medida que las dietas se occidentalizan, la prevalencia del acné aumenta.

  • Se ha demostrado una asociación entre el consumo de leche de vaca y la prevalencia y severidad del acné. Las mujeres que consumen más productos lácteos muestran una mayor prevalencia de acné severo que aquellas con un consumo menos frecuente. Además, se ha visto que la relación con productos lácteos es tanto con productos enteros como desnatados, lo que sugiere que la grasa de la leche no es la causa. Se cree que las hormonas y moléculas bioactivas de la leche serían las que provocarían esta asociación, siendo la más importante el factor de crecimiento tipo insulina 1 (IGF-1). Esta molécula estimula la síntesis de andrógenos en el ovario y las glándulas suprarrenales y también estimula el crecimiento del folículo piloso y los sebocitos, desencadenando o empeorando el acné.

  • Una asociación bien establecida es entre las dietas con alto índice glucémico y una mayor duración y gravedad del acné. Los alimentos con alto índice glucémico son aquellos que provocan un aumento brusco de la glucosa en sangre y por consiguiente un pico de insulina y de IGF-1. Los más comunes son la bollería, panes, pizzas, patatas, helados, frutas en almíbar, etc.

  • ¿Y el chocolate? La asociación con el chocolate siempre ha sido controvertida, aunque las tendencias actuales indican que el consumo de chocolate empeora el acné debido a su alto índice glucémico. Esto está claro para chocolate con leche y el chocolate blanco, aunque no tanto para el chocolate puro, que tiene propiedades antioxidantes.

  • Seguir una dieta mediterránea se ha asociado con menor riesgo de padecer acné, así como las dietas con índices glucémicos bajos.

  • Se ha podido demostrar que las mujeres con acné consumen menos verduras y frutas o pescado que las mujeres sin acné, por lo que se cree que estos alimentos actúan como factores de protección para la enfermedad, posiblemente debido a sus propiedades antioxidantes.

 

9. Tabaco

Os lo hemos comentado en otras ocasiones, fumar tiene múltiples efectos perjudiciales para la piel, y el acné está entre ellos (aquí os dejamos el link al post ¿Cómo afecta fumar a nuestra piel?).

Son varios los trabajos que muestran evidencia de que el acné es más prevalente y severo en las mujeres fumadoras. De hecho, en un estudio muy interesante, el acné fue más frecuente en fumadores activos (40’8%) en comparación con los exfumadores (23’5%) y los que nunca habían fumado (25’2%). Y además, hay una relación entre la cantidad de cigarrillos consumidos al día y la severidad del acné!!!

Por otro lado, existe un tipo de acné típico de fumadores, se llama “acné del fumador” y se caracteriza por la presencia de comedones abiertos (puntos negros) y cerrados (pequeños quistes del color de la piel).

¿Y qué pasa con la marihuana? Pues se ha visto que su consumo también incrementa el riesgo de acné, tanto en adolescentes como en adultos.

Pese a todo esto, no queremos ocultaros que algunos estudios no han encontrado relación entre el tabaco y el acné, incluso una publicación científica de 1993, indicaba que el acné era menos frecuente en fumadores.

De todas formas, dados los conocidos efectos nocivos del tabaco en nuestro organismo y en nuestra piel, la recomendación que hacemos como médicas y como dermatólogas es la de NO FUMAR ;)

 

10. Cosméticos

El uso de cosméticos no adecuados puede provocar o empeorar el acné, y son muchas las mujeres que refieren empeoramiento de su acné con el uso de ciertos productos como cremas, fotoprotectores y maquillajes.

Debemos elegir siempre productos específicos para pieles acnéicas, no comedogénicos y oil-free en el caso de pieles grasas o con acné, ya que serán los que menos riesgo tengan de provocarlo o empeorarlo.

Y por supuesto, retirar el maquillaje antes de hacer deporte y limpiar bien la cara antes de acostarnos!!

 

En conclusión, el acné está relacionado con muchos factores, como son: factores hormonales, factores genéticos, el estrés y estilo de vida, la dieta, el tabaco y el uso de ciertos productos cosméticos inadecuados.

Hoy os hemos dado unas pautas para mejorar vuestra piel mejorando vuestro estilo de vida ;) Pero recordad que cada piel es un mundo, y que los tratamientos deben ser siempre personalizados, por lo que si tenéis cualquier duda o necesitáis asesoramiento, consultad con vuestr@ dermatólog@!!!

Feliz día!

Dra Sofía de Asís